LA NOCHE
I
La noche,
cubierta de refulgentes soledades,
irrumpió entre un manto dolido de estrellas.
Bajo el azul marino de su cielo
cabalgando sobre el horizonte temeroso,
la luna, su luz y sus misterios
golpearon de repente
en el espejo apagado de mi cuarto…
II
Nunca la soledad se sentía tan a gusto
rigiendo en los rincones de la casa,
ni la tristeza, fue tan terrible
como entonces
hasta alcanzar una infinita parábola
de expandida culpabilidad
La noche,
cubierta de refulgentes soledades,
irrumpió entre un manto dolido de estrellas.
Bajo el azul marino de su cielo
cabalgando sobre el horizonte temeroso,
la luna, su luz y sus misterios
golpearon de repente
en el espejo apagado de mi cuarto…
II
Nunca la soledad se sentía tan a gusto
rigiendo en los rincones de la casa,
ni la tristeza, fue tan terrible
como entonces
hasta alcanzar una infinita parábola
de expandida culpabilidad
y dolida memoria.
III
Ahora, camino perdido entre la gente
escribiendo mi diario en las paredes escondidas
de un paisaje que en la memoria se escapa
como un vuelo prendido en el pecho dolido
de aquella ausencia amada.
Carlos Gargallo
III
Ahora, camino perdido entre la gente
escribiendo mi diario en las paredes escondidas
de un paisaje que en la memoria se escapa
como un vuelo prendido en el pecho dolido
de aquella ausencia amada.
Carlos Gargallo
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