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martes, 13 de marzo de 2007

ESAS CALLES


Cuando por esas calles
penetran mis ojos
y las mugrientas esquinas
huelen a coñac, olvidos, agrio vino,
a podrida humanidad y abandono,
y ciertas mujeres venden
a precio de saldo su sexo,
es cuando más odio al hombre
y sus hipócritas proclamas.

Sí, esas calles que
siempre quedan detrás
de los lujosos escaparates,
esas que no entran
en los planes urbanos.
Esas donde siempre
están durmiendo
las luces de las farolas
y en los oscuros portales,
entre orines y escoria,
un ejército de dormitorios
de cartón, cubren vidas derrotadas,
perdidas y sin futuro
soñando, solo soñando
no llegar a despertar,
si acaso, esperando que les llueva
alguna vez algo de felicidad.

Calles atravesadas por sirenas,
por caballos de locura,
cirrosis, talegos, sida,
o tan sólo soledad.

Y así, como todos,
mientras como mi pan,
bebo cerveza y fumo,
cuando compro todo eso
que luego, me aburre,
me aburre, desprecio y tiro,
soy un homicida más por omisión
por sordo y ciego,
sigo atrincherado,
mirando para otro lado
creyéndome limpio de toda suciedad.

Cuando miro esas calles a oscuras,
cuando veo esos ojos de tristeza,
cuando mis lágrimas caen con fuerza,
no puedo ser libre con esta libertad,
ni esta paz me huele a paz.



Carlos Gargallo

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