Esta noche me siento melancólico, osea como casi siempre. Esta noche he recordado a Elvira, mi abuela materna. Una mujer dulce, culta y sincera que vivió esa triste España de guerra, hambre e infinito sufrimiento...
Recuerdo cuando tenía yo casi siete años, que un dos de enero, mi abuela marchó hacia lo que ella más fe le tenía, hacia esa Luz del espíritu.
Hoy, cuarenta y un año después, rescato este poema que le escribí, sabiendo que ella está presente en mi vida y que, a veces, presiento que se aproxima y me sigue mimando.
Si de tu fuente, manantial sereno,
nos sigues dejando beber cada día
y con tus alegrías y tristezas,
compartimos junto a ti la vida,
sabiéndote presente,
feliz a nuestro lado,
alcanzaríamos la dicha plena,
cada vez que nos besas
y te abrazamos.
Porque tú, abuela,
corazón radiante,
luz altiva, razón,
existencia, lágrima compartida,
te llevamos en el pecho
como una llama eternamente encendida.
nos sigues dejando beber cada día
y con tus alegrías y tristezas,
compartimos junto a ti la vida,
sabiéndote presente,
feliz a nuestro lado,
alcanzaríamos la dicha plena,
cada vez que nos besas
y te abrazamos.
Porque tú, abuela,
corazón radiante,
luz altiva, razón,
existencia, lágrima compartida,
te llevamos en el pecho
como una llama eternamente encendida.
Carlos Gargallo/ 1977 (c)
1 comentario:
Te felicito por el homenaje a tu abuela, esta poesía emociona.
Y a la vez hace revivir el cariño hacia la propia que también anda por por la Luz del espíritu como la tuya.
Un abrazo
Publicar un comentario