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lunes, 28 de julio de 2008

POÉTICA

En el atardecer de los labios sellados comienza mi poética.

Con los sueños esparcidos sobre la mesa y las palabras cubriendo el suelo. Con la sensación de que las horas se escapan de los relojes en una huida hacia ninguna parte.

Así, sencillamente, comienza mi ritual de versos, con el corazón en un puño, con su golpeo de lluvia contenida. Entre un cigarrillo y otro, su humo azul por mis venas.

Un atardecer tras otro dispuesto a seguir siendo lo que soy, a ser lo que antes no fui, a morir día a día junto al sol en su cenit cotidiano para hacerme ascua, cárdeno ritual en sus moribundos rayos.

Carlos Gargallo (c)

ocaso

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