Era invierno.
Moríamos entre sí.
Llovía
(como llueve en los poemas de invierno)
lánguidamente, en tristeza compartida
o silencio entre los gritos del silencio,
y apoyabas la cabeza sobre mi hombro.
Yo era hoguera, iluminaria y fuente
entre tu presencia
mientras el mundo afuera
era horriblemente oscuro.
Ahora me doy cuenta
que la Luz, eras tú,
ni el tiempo
ni la ausencia
dejarán de recordármelo, amor.
Carlos Gargallo (c)
Moríamos entre sí.
Llovía
(como llueve en los poemas de invierno)
lánguidamente, en tristeza compartida
o silencio entre los gritos del silencio,
y apoyabas la cabeza sobre mi hombro.
Yo era hoguera, iluminaria y fuente
entre tu presencia
mientras el mundo afuera
era horriblemente oscuro.
Ahora me doy cuenta
que la Luz, eras tú,
ni el tiempo
ni la ausencia
dejarán de recordármelo, amor.
Carlos Gargallo (c)
4 comentarios:
CARLOS:
FELICIDADES POR TÚ POEMA,Y POR TODO
LO EXPUESTO.GRACIAS MIL.TE DESEO UN
FELIZ FIN DE SEMANA,Y CONTINUARE MIS VISITAS.
MIRRALILA
Suelo decir que para la poesía hace falta un don especial, ser tocado por una varita de las mágicas que seguro existen por la mano de un todopoderoso. Y bueno, veo Carlos que a ti te ha bendecido algo de eso. Aplaudo sincero tu soltura para abordar estos temas. Saludos.
Gracias Mirralila, yo también te recuerdo de una manera especial, pronto espero nos veremos.
José, muchas gracias por el elogio, espero que siga gustándote lo próximo, un abrazo.
Publicar un comentario