Muchos quisieron que fuera libre,
que me afiliara a su partido,
a su iglesia,
-!Ven, ven, esta es la salvación!
!arrepentíos, arrepentíos!.
Creedme, ellos estaban convencidos,
yo no.
Las banderas cambiaron de color,
aquellos tonos luminosos
se volvieron grises de melancolía,
los colores de la culpa,
de la sangre y de la miseria
quisieron reclutarme
pero huí despavorido.
En nombre de la patria
creyendo que era solo suya,
pensaron que, sumisos,
seríamos de la misma camada
que esos lobos asesinos.
Ahora
que el tiempo esconde,
están de nuevo en las calles,
en reuniones bien llevadas,
en programas radiofónicos
poniendo de nuevo
aquellas mismas trampas.
Carlos Gargallo (c)
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