Para despertarme,
besaste mis cabellos
mientras acariciabas
esta piel que se eriza ahora
al recordarte.
Eran días de rosas y terciopelo,
lugares alegres y sexo atardecido.
Te cantaba baladas
en un continuo susurro,
entonces me mirabas fijamente
y sin parpadear, me decías:
!Cuanto te quiero amor mío!
Bailábamos descalzas
entre felicidad compartida.
Dos mujeres que se aman
aunque lleváramos
el mundo a nuestra espalda.
Carlos Gargallo (c)
2 comentarios:
llegue hasta aqui por casualidad...o no...
espero que me dejes entrar en tu puerto...
precioso poema, valiente...
un beso...
ALMA
Agradacido por tu visita, te la devuelvo y...me quedo, me gusta la poesia.
Te enlazo con tu permiso.
Un saludo
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