Si yo pudiera ir
y decirle cuatro cosas
que ya es hora que supiera.
Si yo no estuviera aquí
en este lugar oscuro, húmedo,
olvidado de la mano de cualquiera
de esos dioses en los que cree la gente,
correría hacia ella
como un poseso que corre desesperado
hacia el acantilado
en donde, más allá del vacío,
encuentra la libertad o la muerte.
Si no fuera por esta cárcel
en donde las paredes invisibles
son muros de millones de metros
hacia lo ancho y lo alto,
estaría allí, lo juro.
Carlos Gargallo (c)
10 comentarios:
Palabras contra la piedra. Fuertes
Una cárcel. En tu poema las paredes invisibles se hacen visibles. Lo peor es si la cárcel la constuye uno mismo. Aún así, piensa en lo positivo, aún como simple posibilidad :)
- Que paradoja esa de correr hacia el acantilado y no saber si es la muerte o la libertad. Un abrazo. Ade
Hola Carlos, gracias por tu visita, tu comentario y linkearte a mi blog. Haré lo mismo para darte seguimiento.
Lindo texto. Todo permite entender que es una cárcel en donde está el personaje...
Un fuerte abrazo, cuidate mucho.
Claro tuve que venir yo.
Je.
Besos
Creo que cada uno de nosotros tiene su propia carcel. Lo que cambia son las dimensiones de las mismas.
Muy bonito.
Esta muy bueno tu espacio, sere un seguidor tuyo
Un abrazo
"son muros de millones de metros
hacia lo ancho y lo alto,
estaría allí, lo juro."
Dura cárcel compañero, dura la vida donde nunca entra la luz del sol...
Saludos
Hola es la primera vez que te visito, y me han parecido muy bonitas tus palabras, me apunto!
Que peor encierro puede existir que el de uno mismo...?
Carlos, ya se me quedan muy diminutos los halagos, me parecen tan cortos...
un beso... de gran admiración
ALMA
En momentos de desánimo es para preguntarse cuantos metros cuadrados habrá fuera de la carcel de la que hablas en el poema.¿Un metro cuadrado al menos? Un saludo
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