El porqué de todo

Sigo, seguimos, (mejor sigo) compartiendo la soledad de muchos,
la soledad decrépita, interminable, austera, borde, implacable,
soledad al fin y al cabo, cobarde, mentirosa, inútil, mísera,
a dos palmos todos de mi, a mil kilómetros reales.
Todo y nada a un mismo tiempo,
como si este desgarro interior tuviera arreglo;
lo que digo y callo no es más que palabras pintadas
en una pared condenada al desahucio,
o un barco de papel sobre la tempestad más grande del mundo.
Y todo, porqué,
porque no estás aquí.

Carlos Gargallo (c)