LEON FELIPE
Aunque el propio León Felipe dijera: "Los grandes poetas no tienen biografía, tienen destino", podemos intentar hacer un breve resumen de su interesante vida.
Nace en 1884 en Tábara, pueblo de Zamora, hijo de un notario. Su verdadero nombre era Felipe Camino Galicia de la Rosa. Pertenecía a una burguesía acomodada. Estudió farmacia (llegó a tener una botica) pero renunció muy pronto a esa vida que él consideraba monótona y en cierto sentido privilegiada, para ejercer su libertad embarcándose en aventuras que le acercaran a sus semejantes.
En su juventud viaja por España como actor de una compañía ambulante, más tarde pasa tres años en la cárcel, acusado de haber realizado un desfalco. Con su primer amor, una chica peruana llamada Irene Lambarri que conoció en Valmaseda (Vizcaya), sienta un poco la cabeza y se radica con ella en Barcelona, pero al poco tiempo se separan y León Felipe decide ir a la capital de España, probablemente ya con la idea de dedicarse a la poesía. En Madrid vive una bohemia prostibularia y miserable que le lleva incluso a pasar algunas noches en las antiguas pensiones donde se permite dormir a los menesterosos sentados en un banco y apoyando la cabeza en una soga que sueltan a primera hora de la mañana:
He dormido en el estiércol de las cuadras,
en los bancos municipales,
he recostado mi cabeza en la soga de los mendigos
y me ha dado limosna -Dios se lo pague-
una prostituta callejera...
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viernes, 3 de julio de 2009
!Que pena!, de León Felipe
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3 comentarios:
Uno de los últimos grandes idealistas comprometidos con la tierna realidad: Celaya, Blas de Otero...
Y se enamoró perdidamente de una jovencita llamada Sara Montiel.
Saludos, Carlos.
Mi primer libro de poesía fue una "Antología Rota" de León Felipe en la que venían hermosos poemas sobre España, el Quijote, el exilio, etc.
Siempre me quedó grabado en la memoria su excelente poema "¡Qué lástima!".
Es una emoción inmensa escuchar la recitación de su propia boca de uno de sus poemas más señalados.
Gracias, Carlos, y un fuerte abrazo.
Emilio.
Tenía noticia de las pensiones de soga a principios del siglo XX en Barcelona por la alta densidad demográfica, pero no sabía de su existencia en Madrid. Interesante.
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