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lunes, 16 de noviembre de 2009

En la cocina con Rimbaud

Estoy en la cocina
releyendo a Rimbaud.
Suena en voz baja
la radio con sus noticias
y anuncios de un aborrecido banco
que se atrevió a usar el color naranja,
(qué sabrán ellos lo que es un naranjo
y su azahar...)

Decía
que leía, como se lee a los grandes,
hacia el interior mismo del alma,
y huele a pan frito y café,
a humedad y desconsuelo
mientras los gorriones del alba
comienzan su son apasionado.

Así, lentamente,
se van desdibujando las horas,
es Domingo,
miro al techo, cierro los ojos
y sigo paseando por los verdes versos.

Carlos Gargallo (c)

11 comentarios:

SANDRA... dijo...

QUE LINDA ENTRAD CARLOS,QUE TENGAS UNA BELLA SEMANA, TE DEJO MUCHOS ABRAZOS Y BESITOSSSSSSSSS BUENAS NOCHES .

Paco Alonso dijo...

Excelente post amigo..todo un placer acercarse a tu espacio.

Cálido abrazo

fonsilleda dijo...

Has elegido el lugar quizá más prosaico de una casa, pero también si se quiere el mása creativo para leer y dejarse empapar.
Un domingo como cualquier otro para pasear los "verdes versos".
Me ha gustado mucho.
Bicos.

thoti dijo...

.. real como la vida misma.. ¿que sabrán ellos del olor de los naranjos?..
.. un abrazo, poeta..

Unknown dijo...

Bem vindo Poeta!
Seus textos são muito belos
Adorei ter voce aki.

Beijos poéticos.

Preste Juan dijo...

Se me está haciendo irritante volver por aquí. No porque no me guste lo que leo, sino por todo lo contrario. Supongo que la razón es que, aún viviendo en la zona más alejada del país(si trazamos una serie de radios imaginarios emergentes desde la capital de nuestro singular país),he nacido de todas formas con uno de sus más grandes pecados capitales: la envidia.
Seguiré intentando escribir con el mejor acierto posible, hasta ver si consigo llegar a una altura que satisfaga mi ego lo suficiente para poder darle algún día una mala "crítica con criterio", o que simplemente me permita pavonearme por los mentideros afirmando poder "mear tan largo" como usted. De momento, seguiré leyéndole con placer confeso, en lo que mi pluma y mi próstata metafórica se ejercitan.
Otra opción es la de convertirme en banquero. Lamento confesar que mi dentadura me impiden chupar la sangre de otra forma más noble y novelesca, de modo que sólo me queda el recurso de lograr dicho recurso vital a través del dinero. Y aún así es un problema, porque creo que ya todos los colores están pervertidos de una u otra forma.
¡Ah, qué mal repartido está el mundo!
A pesar de todo...un abrazo.

Manel Aljama dijo...

Rimbaud, cualquier poeta, cualquier escritor aspira a que le presten atención, a que le lean, el sitio no importa.
El trabajo, tu actividad, es lo que haces, no un lugar donde vas.
Cuando se lee "hacia el interior mismo del alma", el ruido de un anuncio que no sabe lo que es una naranja, no es capaz de perturbar el placer de esa lectura.

Por eso concluyes:
miro al techo, cierro los ojos
y sigo paseando por los verdes versos.

Porque puede más aunque en lugar de una cocina fuese un autobús o un pasillo del metro con un músico berreando en lugar de dar armonía.

Me encantó.

J.M. Ojeda dijo...

¡Hola Carlos!
Quizas por ser Domingo, sea diferente, que sin duda lo es.
Quizas en la cocina, todo es como mas propio.
Quizas, ¡Miro al techo, cierro los ojos
y sigo paseando por los verdes versos...!

Saludos de J.M. Ojeda.
P. D.Queda invitado a mi blog

L.M. dijo...

Muy buen poema! Acabo de encontrarme con tu blog jejeje...
Un abrazo!

LM

Ursula dijo...

Carlos...

que buen final para este viernes... descubrir tus poemas!!!

un silencio y mi respeto...

profundo y bello!!

hermosos días!!!

me quedo cerca!

beso!

Ursula dijo...

Poeta...

mira como me he conmovido... que he olvidado que hoy es... sábado!

saludos cordiales!