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sábado, 13 de febrero de 2010

Maldigo al reloj y sus conjuros

Nadie ignora
que todos los relojes parados
dan dos veces al día
la hora exacta,
pero a pesar de eso
el tiempo se nos echa encima
y a veces
nos aplasta.

Las horas,
son golpes en el mismo centro dorsal
de nuestra vida,
saltan lentamente
desde la altura inequívoca
hasta alcanzar el corazón y sus latidos.
Quieren disimular
a base de dividirse en segundos o minutos,
Para quedarse en péndulos danzantes,
con músicas o sonidos ilusorios,
cucos de madera e hipnóticos sonidos.

Maldito, cobarde
que sabes la necesidad del sueño imaginario
y asesinas el alma
de la ilusión onírica.

Carlos Gargallo (c)

8 comentarios:

EL AVE PEREGRINA dijo...

Cuanta verdad guarda su poema, el tiempo nos condiciona y no perdona.

Con su permiso le digo:

Cada día que transcurre
un capitulo se cierra,
de nuestra vida que erra
en el mundo que concurre.

Vivamos nuestro presente
abramos al día mero,
con dedicación y esmero
siendo,oportuno y congruente.

Un agarimoso saludo desde Galicia.

Alicia dijo...

Primera vez que te visito. ES un gran placer, ave peregrina.
Un abrazo.
Alicia

Mercedes Pinto dijo...

El tiempo no existe, es una invención del hombre, y, en todo caso, es relativo a nuestro sentir del momento.
Un poema lleno de rabia y fuerza.
Saludos.

Antonio del Camino dijo...

Qué tendrá el tiempo, Don Carlos, que todos acabamos dándolo vueltas. Aquí dejo, con tu permiso, una muestra de ello.
Tu poema me ha llegado.

Un abrazo.




Fluye el tiempo y, sin embargo,
forma circular, no muere;
es el tiempo el que nos hiere
de muerte, y pasa de largo.
Lo que corre a nuestro cargo
no es el tiempo, es nuestra vida:
envite en una partida
que con el tiempo jugamos,
aunque de sobra sepamos
que está la apuesta perdida.

MiLaGroS dijo...

Aunque el reloj esté parado sigue marcando las horas. Un abrazo

Micaela dijo...

El tiempo corre y no nos damos ni cuenta. Por eso tenemos que dar más fuerza al poder del "ahora". El único momento real y cierto. Besos.

J.Lorente dijo...

El Hombre, en su afán por controlar lo incontrolable, pretende poner medida a lo inconmensurable. La culpa de que suframos los estragos del tiempo es nuestra.

Un Beso, Carlos.

diálogos de papel dijo...

El tiempo siempre seguirá su curso auque el reloj esté parado, por lo tanto es menester pasar esos mismos tiempos de la mejor manera.

Un gusto leerte.
Saludos
Lucy