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martes, 23 de marzo de 2010

El peso del tiempo

Aprendí el camino de las sombras
mientras miraba la luz de la vida.
Todo era incertidumbre
-eso creía- y día tras día,
año tras año,
fui librando la batalla
con ese uniforme que llaman hombre.

Pero el tiempo pesa,
tiene raíces profundas
que se clavan en el alma.

Y es ahora
la hora de mi transmutación.
                                                                     
¿De qué me sirve tanto sistema
métricamente calculado...?

Si solo me anima
el murmullo del mar,
el canto de un pájaro,
la sonrisa de un niño
y el  haz de un beso
aunque sea desde la lejanía.

Carlos Gargallo (c)

10 comentarios:

Antonio dijo...

Si solo me anima....
Los versos finales son los versos de la vida
Un saludo

Mercedes Pinto dijo...

Sirve para sobrevivir, pero el cuerpo, no el alma. El alma sobrevive gracias al murmullo del mar, al canto de los pájaros, a la sonrisa de un niño...
Un abrazo.

lichazul dijo...

el tiempo , reducto terrenal, seamos sideral poeta, para volar entre titanes y en el polvo espacial contar nuevas verdades...

besitos de luz

carlos guerrero dijo...

Tienes toda la razón, tocayo.

Un abrazo

Mariola dijo...

Todos llevamos uniforme, no sólo de hombre o mujer, sino de todos aquellos grupos a los que pertenecemos, unos duran más y otros menos, hay quien no sabe llevarlos, y hay quien es muy elegante...

Besito

Δέσποινα Γιαννάκου dijo...

El tiempo tiene siempre el peso que le damos.
Los cuadros en nuestra vida y nuestros recuerdos, pertenecen a nosotros y continuamos el viaje.
poema hermoso
un saludo

stella dijo...

Carkis, me sigue impactando tu poesía, es buenisima
Un abrazo poeta
Stella

ANGEL VIRGILIO dijo...

Es que el ser humano crece cada día hermano Gargallo, no en vano pasan los años. Y aun mas, hay quienes hasta consideran que en todo este proceso vivimos varias vidas. Saludo con un rito de hermandad tu hermoso poema.

Lola Padilla dijo...

El peso del tiempo ha de aligerar lastres, para que la vida sea vivible.
Muy intensos.

Ceciely dijo...

A la hora de la transmutación...ya no somos los mismos, ni siquiera nos reconocemos. Nuestra esencia, ya no se viste con el mismo ropaje, pero nos queda la ilusión...el poema y esas ganas de amar...

Exquisito poema, saludos cordiales.