En estos días de luces de colores,
poco espacio en las aceras,
rituales comerciales
y cajeros saturados,
encuentro a los niños
con ojos brillantes
y cómplices miradas,
sonrisas y esperanza
en la espera
de la noche más mágica.
Hoy, sin ir mas lejos,
un niño
con la mano extendida
pedía pan,
y no para jugar, por cierto.
Carlos Gargallo (c)
4 comentarios:
por desgracia esto es el futuro que espera a muchos niños como sigamos yendo por el mismo camino, mejor dicho llevandonos por un camino donde el final es un precipicio, solo deseo que se haga un milagro y se arregle esta situación, y los niños puedan disfrutar de los derechos que les corresponden y tengan un futuro digno, un besin de esta asturiana muy muy grande.
Ahí estamos, Carlos, reclamando el pan para el que no lo tiene.
Triste realidad la de muchos en estos momentos.
Un abrazo.
Yo ahora que estoy acostumbrada a la vida de un pueblo pequeñito, aquí en la capital estoy muy aturdida.
Que pena esas diferencias tan grandes entre personas y sobre todo niños, ellos no pueden elegir donde nacen.
Bonita poesia.
Un abrazo y Feliz Año Nuevo
Hola,
Cólera y colores no son sinónimo mas que en casos como este.
Un saludo
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