Ni alas en la niebla,
ni claridad en los ojos de mis ojos,
ni tu mirada que se sabía
entre el crepúsculo y el alba.
Han venido las nubes,
su humedad me impregna los labios
como si fuese aquella alborada
que tienen tus besos lejanos
en días de nocturnos nupciales
mientras el cielo pinta gorriones
en el paisaje melancólico de la tarde.
El viento que ahora acaricia mi cabello
es tu mano de seda,
es la llave de horizontes inmensos
donde los cerezos y la flor del almendro
me presagian a ti, cuando imploro alcanzar la llama.
Poco a poco me quedo como la hiedra,
colgado y creciendo en tus paredes encaladas,
en la íntima sensación de tenerte cerca
grabada para siempre en el alma.
Carlos Gargallo ©
8 comentarios:
Qué poema más bonito y romántico con su dosis de meláncolia, me encantó.Enhorbuena amigo.Un abrazo.
Qué poema más bonito y romántico con su dosis de meláncolia, me encantó.Enhorbuena amigo.Un abrazo.
Poco a poco como la hiedra colgado
en tus paredes encaladas. Bonito poema, poesía propia, sentida y pensada para leer y agradar, gracias y enhorabuena por tu regalo
Cuando se conoce el amor, aunque se pierda, lo vemos y sentimo en cada cosa, no hay más que leerte.
Bellas tus palabras.
Un abrazo.
Gracias por compartir este meláncolico y bello poema.
Un abrazo
http://carmelareypoemas.blogspot.com/
Como la hiedra, el amor trepa por nuestras venas y lo invade todo.
Saludos
precioso poema... llega con facilidad...
saludos
Me encantan tus poemas.
Un abrazo Carlos
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