-Espera-, dijo él,- vuelvo enseguida-,
y descubrió que el tabaco
lo vendían en un país desconocido.
-Nunca regresó-.
Y como agua olvidada en un pozo,
una fractura sigue abriéndose
en aquel corazón destronado.
Un día, el llamó,
oyó su voz al teléfono,
casi estuvo a punto
de decirle que le amaba,
pero ella había dejado de fumar
hacia ya mucho tiempo.
Carlos Gargallo (c)
8 comentarios:
Nunca mejor dicho Carlos, se fue a
buscar tabaco y no vovio jamás, pero cuando sonó el telefono había dejado de fumar, suerte que se salvó, son
tantos y tantos los que caen que
haber si leen tu abvertencia, una buena reflexión. Yo no la necesito.
Gracias Carlos.
Mi saludo sincero
Ángel-Isidro.
http://elblogdeunpoeta.blogspot.com
La dependencia al tabaco con el tiempo se supera, al igual que el conrazón no espera eternamente.
Hola Carlos, genial!!!! un abrazo
Impresionante.
Al parecer fue más que suficiente tiempo de abandono a la nicotina como para dejar de fumar.
Interesante metáfora.
Me encanto!!! un abrazo
Buena expresión del aislamiento que han sentido los fumadores (o eso dicen), aunque conozco a fumadores que han agradecido no se fume en los bares (los que conservan el olfato).
Bueno, en todo caso, como digo, el poema lo expresa bien; y además con un toque de humor al final.
Un abrazo
Cordialement pour le partage de l'information avec nous sur hablando-abonico.blogspot.ru.
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