Sobre el rumor del mar,
llamaré a tu cuerpo ausencia.
A tu silencio,
cansado de esperar
en la esquina del mundo,
golondrina que te lleva
en la lejanía de una almohada
donde busco tu pecho.
Ausencia llamaré
a las manos de tu voz
con labios de loto
y carmín de amapola.
Todo, más allá del gris,
el cáliz de soledad
para la suma de mis ojos
en los cristales del amor
clavados en la memoria,
débil frontera del delirio.
Carlos Gargallo ©
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