Te daré la edad justa que me queda
para llegar a tiempo de todo.
El silencio, el aire
que limita mi figura,
la sensación que siento
cuando, maravillado,
contemplo las estrellas.
Te daré,
unos labios que son llama
y buscan tu boca,
la abierta ventana
de un corazón
que lucha por seguir latiendo,
el amor que me provocas.
Te daré,
el asombro feliz
de tenerte a mi lado,
la brújula imantada
para que siempre
marque nuestro norte,
mi horizonte.
Aquella arboleda de mayo,
el soñado puerto
donde refugiarnos,
te daré.
1 comentario:
Afortunada la persona destinataria de estos versos, muy afortunada.
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