Si aprendí a buscar,
fue en lo más profundo de los días.
Caían lentos y juveniles
suspirando aventuras,
conjugando platónicos amores
entre el baile y mis asuntos.
En los secretos del horizonte,
caminaba a hurtadillas
esgrimiendo futuros sabios
por ilusionados caminos.
Hoy, ni siquiera me gano la vida.
Mi oficio no deja dinero,
tan solo es tinta de memoria.
Soy, ni más ni menos,
deshojador de calendarios,
desvaneciéndome en el olvido.
Carlos Gargallo (c)
No hay comentarios:
Publicar un comentario