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martes, 18 de noviembre de 2008

Aquella margarita

Por todos los mundos y en silencio,
busco otros cantos,
otras mañana soleadas
que no sean estas que conozco de memoria.
Miro la luz y me siento ciego
de aquellos iris que ya no serán
nunca más, para mis ojos.
Vuelo sin saber como volar
hacia el alba que es pasado
como un pájaro solitario
en el nido único del mundo.
La eternidad, cuanto veo,
sigue encerrándose en el pecho desolado
de aquella margarita
que no supe deshojar en mis dedos vencidos
y en el corazón destronado.
Nuevamente la vida
me será eternamente quieta.

Carlos Gargallo (c)

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