Es viernes por la tarde
(digamos sobre las ocho),
el tráfico a esas horas
se manifiesta creciente
como un polvorín
rodeado de fuego.
La autovía del Sur
parece ser la elegida
por todos.
Suena Sabina
como cada vez que viajo.
El paisaje corre a mi lado
y empiezo a ver algún árbol.
Respiro en el alivio
de salir de entre edificios,
centros comerciales,
semáforos y sirenas.
Cada kilómetro trae
esa esencia que llevo clavada
más allá de aquí dentro.
Quisiera cerrar los ojos
y al abrirlos
estar ya a su lado.
Que rápido pasa el tiempo
cuando uno quisiera anclarse,
arribar en ese puerto.
Ya estamos en Lunes,
nada ha cambiado.
Carlos Gargallo (c)
3 comentarios:
Esos lunes lluviosos...
Cuantos kilómetros habremos de correr, para poder olvidar aquello que nos transformó permanantemente el estado de nuestro corazón...Cuánto?
Bello!! Besos!!
Dos trayectorias, eso sois, dos caminos que serán uno.
Convergir es futuro próximo.
Un saludo.
Publicar un comentario