Estábamos dentro de aquél café
a orillas del mismo centro de la ciudad.
Era nuestro por completo
el ventanal y su paisaje.
las gentes corrían para guarecerse de la lluvia.
(tanto pedir que llueva y luego huyen).
Tus manos cogían las mías, temblabas
nerviosamente aturdida.
Tus ojos me clavaban alfileres
y el dolor se te escapaba por ellos
hasta alcanzar mi alma encogida.
No necesitaba saber nada,
nada que yo no supiera,
lo tuyo era amor.
Por lo demás
nadie a nuestro alrededor, nadie.
Yo
también estoy llorando,
suena nuestra canción, es invierno,
solos los dos.
Carlos Gargallo (c)
5 comentarios:
- Poeta no hay nada mas sensual que un café acompañe un día de lluvia. Ade
Qué bonito día, saber que los dos se aman y llueve, y hay románticas gotitas que danzan picaras y soñadoras.
Precioso poema.
Besos
Poeeetaaaaaa, me gustó mucho el texto... me llevó a las imágenes y casi a la vivencia misma. Un abrazo.
Tuve la sensación de estar ahí y de recordar momentos bellos vividos... gracias por seguir mi blog... ahora al conocerte, seguiré el tuyo...
La interpretación abierta en la imagen del llanto, el sitio que guarece y el aroma que baña al poema mismo...verdaderos elementos que permiten sentir la cálidez en la secuencia.
Qué grato haber hallado su blog en este mundo de redes y palabras escritas con alma.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario