A pocas horas de saberme vencido
por todas las verdades que me habitan,
estoy firmando el armisticio
de esta dolida derrota.
Cuanto soñé
que todo siguiera
por esta nube apasionada
en un conjunto de aromas y besos.
Ya repliego la bandera,
entrego armas quedando prisionero
para siempre desde ahora.
No, no tengo ni tuve enemigo,
no es eso, si perdí esta lucha
solo fue por mi mismo,
que nadie me tenga lástima,
soy un soldado de la vida,
solo eso.
Carlos Gargallo (c)
5 comentarios:
carlos
no hay peor juez que uno
ni peor condena que la propia lengua.
pero también es cierto
que la mejor evolución es la que se hace
desde nuestras propias miserias.
Un abrazo de luz
Batalla inobjetable del amor! la que se pierde a veces pero mientras retomamos fuerzas, concluímos que fue poco lo que hicimos o lo hicimos de otro modo, ya irreversible. En el campo del amor y de los sentimientos, luchamos día a día con denuedo por lo que creemos nuestro, aunque nos cueste la vida.
Mi abrazo Carlos, de acercamiento y amistad.
Todos somos soldados de nuestra propia guerra, de nuestros propios actos..
Un abrazo
Marian
La batalla que libramos cada día con y contra nosotros, al final, pide el armisticio. Ahí, en el reposo del soldado es cuando el balance es inevitable. No seas duro contigo mismo.
Laura
Siempre nos derrotamos a nosotros mismos...en horabuena por tu prolífico blog...un abrazo de azpeitia
Publicar un comentario