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lunes, 30 de marzo de 2009

Callada melodía del coloquio

Bajo la tormenta que aviva el sortilegio,
sucumbe el silbido animado
de una balada de otro tiempo.
Qué razón de olvido
puede tener este aliento,
este sopor del no querer
por tener que seguir queriendo.
Silenciosamente, tornábase alma
aquella callada melodía del coloquio
entre el yo y el universo.
Era temblor, aún más, proeza
sin posibles palabras.
Tal vez los lentos monosílabos
he de escribir con lágrimas
lo que ayer no supieron las palabras.

Carlos Gargallo (c)

2 comentarios:

Walter Portilla dijo...

No dejar de querer es nuestra naturaleza humana. Si es un coloquio el que anima a tu alma, enhorabuena, tu inspiración es escuchada por todos los vientos, visto por todas las miradas, leído por todo aquel que no está ciego al amor. Lo trágico sería que se convirtiera en soliloquio y nadie se enterara del dolor que encierra un corazón que no está resuelto a olvidar, por nada (y eso también es parte de nuestra naturaleza humana). Un abrazo, Carlos, desde Perú.

Emilio dijo...

El querer y el no querer muchas veces parece no estar en nuestras manos; es como si el amor, ciego, tuviera vida propia.

Precioso el poema.
Felicidades, Carlos.