Dicen las crónicas antiguas
que hubo un tiempo de promesas
y que todo parecía un mundo sin aliento.
Yo conozco ese espacio.
Soy una abeja que se detiene
en la corola final de cada flor.
Un realista en el mundo imaginario.
El espeso bosque de las ardillas
que un día, saltaban felices.
Estoy al filo de la Luz,
al borde de la sombra eterna,
en un equilibrio híbrido
de tormenta y calma.
Los misterios mismos
que se repiten
una y otra vez desde siglos.
El cuento infantil
y la trágica historia de amor
de una Julieta y un Romeo vencido.
La extraña historia jamás contada
con un final sin escribir.
Carlos Gargallo (c)
2 comentarios:
Tal vez por la fecha que es y al poner ante mis ojos tu poema, he recordado a Larra.
Poeta me encanto .
Un abrazo
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