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martes, 10 de marzo de 2009

La poetisa del agua y de la luz/Josefina Soria


Josefina Soria, poetisa del agua y de la luz

Aunque manchega de origen, por esos caprichos del destino que a veces nos hace amar y decidir quedarnos en otras tierras, el nombre y la literatura de Josefina Soria están arraigados profundamente a Murcia, a sus lugares y a su historia.Quien no se haya acercado a ella hasta ahora seguramente se sorprendería con sus versos y sus páginas, como me ocurrió a mí la primera vez que abrí uno de sus libros. Y es que cuando una lee versos como los suyos no puede menos que avergonzarse un poco por no haber sabido antes de ella. Como un recién nacido que alguien alza/ desde el fondo del agua hasta los cielos,/ emerge el sol, purificando vientos. Así, parafraseando versos suyos, cuando se conoce la obra de Josefina Soria, se entiende que estemos ante una de las escritoras de la que Murcia puede preciarse con orgullo.Estoy convencida de que los poetas de tierras mediterráneas beben de la luz igual que del agua. La necesitan, y necesitan del cielo y sus mutancias tanto como de la tierra, y son de ese género de seres que no pueden vivir recluidos bajo techo, sin sentir esos elementos de la naturaleza rozarles la piel a cada rato, porque mueren. Josefina Soria canta a los elementos de la naturaleza, ama a la lluvia, al agua y a la luz. Nos lleva y nos trae en sus palabras el viento, brisas y mañanas nuevas. No es casual que en esto se recree: es el influjo que el lugar que se habita con amor ejerce en el alma propicia y sensible, que le ha calado hondo y que ella ha sabido captar y transmitir en su poseía.En su poesía y en lo demás, porque Josefina ha necesitado explorar territorios varios dentro de la literatura para dar rienda suelta a su imaginación y a sus posibilidades creativas.Hay un librito de relatos que guardo entrre uno de los más entrañables que he leído, y no sólo por mi propio vínculo a la geografina que los anima, sino porque se advierte que están escritos a la vez con amor y sabiduría. El libro al que hago referencia es Campo de Cartagena. Leyendas y tradiciones. Una puede preguntarse, al leerlo, si serán ciertas esas historias antiguas que nos cuenta, porque dan la impresión de estar rescatadas de la memoria directa de gentes muy cercanas, como si la autora misma las hubiera escuchado contar. Historia y ficción enlazadas con delicada sensibilidad hacia la tierra que se conoce y que se quiere.De su perfil humano suele destacarse la estrecha amistad que la unió a Carmen Conde. No es de extrañar que, viviendo ambas escritoras en Cartagena, respirando el mismo aire marino, viendo la vida bajo la misma luz resplandeciente hacia la literatura, se encontraran. Tenían mucho en común estas mujeres, pero Josefina Soria no necesita del amparo del nombre de Carmen Conde ni de su recuerdo para ser reconocida como una de las voces mejor labradas de esta tierra, porque lo es por ella misma. De su luz y del brillo agradecido del agua que le da vida se encuentra bellos versos y párafos a cada poco, La lluvia es una niña con ropajes antiguos/ que alguna vez acude a la memoria,/ como un daguerrotipo desvaído- dice Josefina en un poema. Y en otro nos invita: Un mar lleno de peces me navega/ abre la vida sus compuertas altas/ y en resplandor me anego. Soy yo la que amenece. ¡Contempladme!Su obra poética es extensa. Se han sumado títulos a su nombre como minutos a un tiempo riguroso y esquivo, porque más que minutos el tiempo de un poeta se cuenta en versos. Obras que generosamente la autora nos regala a sus lectores: Propagada armonía, Alzad la voz, Memoria de amor, Regresa el dios del viento, El alba oscurecida, La oscura gente, Del amor y otros sueños (con el que obtiene el Premio de Poesía Ciudad de Cartagena en 1981), ...Si es cierto que la obra de un verdadero artista siempre dice algo de sí mismo, quizás adentrarnos en la poesía de Josefina Soria nos lleve a veces por senderos de nostalgia hasta sumergirse en pasados remotos: Quizás mis ascendientes mahometanos o hebreos/ han dejado en mi sangre esta herencia de sed./ Amo la voz del agua/ con idéntica unción que ellos. O hasta del centro vital de lo que quizás fueran dudas y tormentos propios: Aquí me tienes hoy/ húmeda de silencios y tristezas/ dolorida de voz/ y con el mismo olor de la penuria/ con que vengo otras veces. Pero siempre su voz sale al encuentro renovada, agradecida de encontrarse con una naturaleza que le presta el aire, la luz y el agua con los que teje sus versos esta poetisa que tiene la virtud de hacer que su escritura se torne transprarente y llena de fuerza a un tiempo, mística y vital, atrevida y delicada. Llena de contrastes. Como si de la misma naturaleza, trasformada en metafórico elemento, tuviera el don de saber extraer la energía necesaria para remontar cualquier revés que la vida le trajera. La poesía de Josefina Soria encuentra en la naturaleza el cauce para dar salida a los sentimientos más profundos. De sabios es... Así llueve esta tarde,/ y mis ojos sonríen contemplando la lluvia/ que su gozo derrama en el sequero./ Abro la puerta y grito: ¡Gracias señor del agua!/ Gracias por esta tarde de hermosura...


Concha Martínez Miralles
Artículo publicado en el Homenaje a Josefina Soria, traido desde el blog de Ágora, papeles de arte dramático.

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