Yo era como un pez en una pecera sin agua,
tenía la sensación de que tan poco había oxigeno,
y parecía de noche cerrada,
solo era mediodía.
Nadie aparecía por la calle,
los locales estaban cerrados a cal y canto;
ni un coche, ni un guardia,
ni siquiera una paloma,
o algún niño descarriado.
La ciudad me ocultaba algo, no sé,
un misterio a través de las ventanas,
detrás de las puertas donde,ya solo,
podrían vivir los gatos.
Entonces
como un tren que se acerca
fue llegando un murmullo
de voces y lamentos,
alguien dijo, que joven era
para ese traje de pino.
Una flor quedó en el suelo
tras el paso del cortejo,
una rosa clandestina
hecha de amor y versos.
Carlos Gargallo (c)
3 comentarios:
Una flor quedó en el suelo
tras el paso del cortejo,
una rosa clandestina
hecha de amor y versos.
Si todo el poema es estupendo y precioso, este trozito está lleno de auténtica poesía, sentimiento, al menos hoy a mi, me inspira lo mejor.
Precioso poema.
Un abrazote
me ha gustado mucho el poema, de pricipio a fin.
coincido con Sara, en que el final es aún más poesía.. si puede ser, a mi me ha estremecido.
mil besos para ti como siempre,
Inés
...ayer escribí sobre el destino.
Una bonita descripción para un hermoso final.
Estupendo el poema.
Un saludo.
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