La piedra, para eso esta la piedra,
para saberse roca amontonada
en el suelo de la herencia.
Hubo un tiempo espeso
de sombras y tempestades
donde solo la noche sabía
lo poco que duraban las horas;
la farsa se escribía por
cada una de las paredes
y el hombre moría igual que ahora,
solo las armas eran distintas.
Yace la flor tumbada
suspirando por cada minuto,
es, como diría,
el frío restañado del silencio
junto a una tumba.
Causa dolor el escombro del presente,
volver atrás no soluciona las cosas,
-no hay azar en absoluto-,
solo la posibilidad es esperanza
entre la fina línea que separa
lo de antes y el futuro.
A veces, no sé lo que me digo,
pero creo que aún me falta
para terminar este capítulo.
Carlos Gargallo (c)
4 comentarios:
andamos pateando piedras eh??
Jajajaja, ya sabes querida amiga, que cualquier cosa es buena para escribir sobre ella, incluso para usarla en el beneficio del poeta, un beso enorme.
En algún momento de este devenir, como la piedra inamobible querrás ser.
Hermoso poema, Poeta Carlos
Carlos, siempre es grato abrir la puerta que conduce a tu pensamiento, especialmente cuando de antemano sé que no sólo hallaré el cristalino remanso sino también el caudal que mueve en lo profundo con fuerza...en este capítulo -inconcluso- veo desde mi percepción las muchas muertes que, desde las ideas encuentran tropiezos a destiempo para partir, leo la sensibilidad que hace entornos para no ser sólo la flor que adorna el paisaje...la flor que recuerda los compendios.
Me encanta venir a tu lugar.
Un gran abrazo de admiración.
Anna Francisca Rodas I.
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