en este limbo donde no me reconozco,
perdido en la bruma de un tiempo sin ocaso,
varado, más allá de las dimensiones conocidas.
Hubo un espacio de vida propia
y caminos con finales felices...,
(olvidé lo malo, os lo juro).
¿Como saldré de aquí,
donde solo los cipreses
cantan su tristísima canción?.
Carlos Gargallo (c)
3 comentarios:
Buen poema-reflexión amigo..
Ese camino de madurez,donde andamos suspendidos entre la materia y el espíritu,sintiendo el silencio de la nada y muy cerca el murmullo de los árboles..
Es el momento en el que despertamos a la consciencia del camino y del sentido de la vida,que aparece y desaparece.. como en un juego..
Mi felicitación y mi abrazo,amigo.
M.Jesús
A veces conviene, creo yo, quedarse un tiempo, reflexionar, respirar y coger arrestos para seguir.
Los cipreses y la tristeza convinan bien, hay que hacerles frente pero sin enfrentárseles para recuperar el lugar y la alegría.
Bicos
Melancolía... tan propia de las almas de los poetas.
Gracias por visitar La Cala
Un abrazo!
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