Allí sobre los huesos rotos
de esta osamenta tan mía,
se nombran los crujidos
que invaden la derrota.
No hay más paisaje
que el que se esconde
en las ciegas pupilas
por la negrura del yo
y los millones de conjuros.
Traed aquí de inmediato,
el ungüento puro
que deshaga la cordura
de la negación de aquellos labios.
Carlos Gargallo (c)
2 comentarios:
Paso a saludarte y degustar tus letras en esta magnifica entrada.
Un cálido abrazo.
Estimado Carlos, gracias por seguir mi blog Materia Dormida. He publicado nuevas entradas, por si te apetece leerlas. Un saludo.
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