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martes, 27 de noviembre de 2012

La incurable herida

El tiempo ha pasado
y la lanza
trae heridas sin compostura
como grietas que serpentean
en el umbral mismo de la tierra.

Es fuerza demoledora
sobre la simiente muerta.

El viento desvela su enigma,
el silbido que corta la rama
y la raíz que nacen del alma.

Carece de la resurrección imaginada.

Es trueno y lluvia
rayo y noche,
clamor de desesperados.

La soledad
con pies eternamente descalzos.


Carlos Gargallo (c)  

3 comentarios:

P MPilaR dijo...

Jamás la soledad ha de encontrar calzado a su medida.
Ni la noche, resplandor que la ilumine.

Un abrazo

CHARO dijo...

Me gusta este poema,es profundo y lleno de sentimiento.Saludos

Pepa Barragán dijo...

Carlos, como dijo Valente: soledad si, pero nunca ausencia.
La ausencia es corrosiva.
Un bonito poema, un beso fuerte