Déjame ser una ciudad inmensa,
un banco en el andén
con periódico abandonado
o el tiempo mortecino
desde la llegada de un tren a otro.
Déjame quererte a mi manera
que no es mala, sino diferente,
buscar la dicha como yo quiera,
tropezar y caer mil veces.
Sí, a golpes de melancolía,
y beberme por las esquinas
las ausencias deseadas,
las que sangran
o quizás aquellas que lo parecen
pero viven en la distancia.
Déjame por si acaso decidiera
desaparecer en el aire,
convertirme en rocío,
disfrazarme de nube
hasta llegar al olvido.
Carlos Gargallo (c)
3 comentarios:
tu deseo es el mio
Hola Carlos,
Encantada de saludarte y de leerte, enhorabuena por tu forma de escribir.
....déjame soñar y crecer con tu poesía.
un abrazo,
Gracias, adelante Inés, yo también te sigo, un saludo
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