Me sé discípulo de tus altares
cada vez que te clavo en mi pecho
cuando eres recuerdo revivido
y nostalgia bajo cada luminaria
que se queda encendida.
Salto de la cama a deshoras,
no puedo seguir deshabitado,
no siento aquella partida
sino el viaje tan temprano.
Quémame en la hoguera
de todo lo acontecido
que es como si al fin
yo también me fuera
entre sonetos desafinados.
Más, si pudiera
encontrar otra salida,
si la noche no me matara
como lo hace, poco a poco,
te juro que resistiría
hasta alcanzar aquellos pasos
que te trajeran a la vida.
Carlos Gargallo (c)
6 comentarios:
Desolador y bellísimo poema, Carlos.
Espero que no te esté ocurriendo a ti, sino que, sólo sea producto de tu creatividad.
Un abrazo,
No te preocupes amiga, muchas cosas de las que escribo es culpa de esta creatividad loca que me invade. Un beso
así ha de ser
traer a la vida
sólo depende de cada uno dejarle entrar en la propia...lo demás vinen por añadidura:)
un muakis de sol
Sentimientos encriptados, como sueños...destinado a algo o a alguien...muy bellos...un abrazo de azpeitia
Precioso. Con fuerza y coraje. Salido del lugar más hondo, mas herido. Un abrazo. milagros
Un placer leerte y descubrir gracias a vos tu blog, te visitare con mas frecuencia te sigo para ello y enlazo tu cuenta a mi blog..
saludos fraternos poeta
un agrado conocer tus versos.muy buenos por cierto..
un abrazo
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