Hay un hombre sentado en un banco del parque,
llora en silencio y en el silencio del parque
solo se escucha nada.
La sombra, su sombra, es la única sombra humana
que sigue tirada en el suelo,
las de los árboles,
hace ya horas que la noche las secuestró.
El dolor, el de su pecho,
cae a raudales por su chaqueta rala,
y alcanza la madera mugrienta
donde sentado, un hombre,
sin lágrimas ya,
-el último hombre despierto del parque-
inclina al fin la cabeza
y queda muerto por abandono
sobre un banco, en silencio,
silencio, silencio,
en la bulliciosa ciudad.
Carlos Gargallo (c)
13 comentarios:
Saludos!
He visto tantos de esos hombres, todos terminan igual, solos, tristes y abandonados.
Un abrazo.
Me deja un nudo en la garganta,es hermosa y triste a la vez.
Besitos querido amigo.
Hola Carlos, tu poesia encoge el corazón por el contenido de la misma. Bellos tus versos, cantando a la realidad de la vida
Abrazo sincero
M. Ángel
Estremecedor poema. Cuantos hay que duermen su soledad en los parques y en cualquier rincón de nuestras ciudades y tantos que mueren en soledad.
Un abrazo.
Cuántos habrán tenido este triste final... Desolador este poema.
Un abrazo.
Triste texto cielo
un beso
Imagino que la mayoría de tus lectores se inclinarán a sentir compasión por ese hombre que muere solo y en silencio entre el bullicio de la ciudad... No olvidemos que en el fondo todos moriremos solos y en silencio. (Ya que hablamos de poesía, claro).
Lo que para mí pone de manifiesto este poema es la falta de Humanidad y Comunicación, cada día más evidente, que acompaña al Ser Humano. Tal vez era necesaria la Soledad de ese Hombre para que nos demos cuenta de lo infinitamente antisociales e irracionales que podemos llegar a ser.
Un Abrazo, Paisano... Hermoso Poema.
El hombre triste y solitario como el de mis relatos!!
Que bien dices las cosas!!
un abrazo
María Rosa
Si el silencio hablase una sola noche.... cuantas historias nos contaría.
Hermoso poema.
Besotes
y nadie se para, no nos paramos, tal vez miramos de soslayo y enseguida nos olvidamos, sería una temeridad pensar que nos podía pasar en carne propia, pues pasa.
mis saludos
Leyendo este triste (Y bello) poema, me han venido imágenes de un parque que conozco en Málaga y he imaginado a sus ficus centenarios como esos árboles que cuentas.
Un abrazo Carlos.
Hermoso y bello poema con una tristeza que enconje el alma, que triste final lo mato la soledad.
es un placer visitar tu blog , me encanto.
besitos para ti
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