Tras esta soledad
queda mucho tiempo
para repartir.
Hay un tumulto de gentes
calle abajo,
una disciplina de normas
y decretos que ahogan,
el dedo dictador
que siempre señala,
la mano asesina
que no perdona,
la sombra espiando
en cada esquina,
los desaparecidos
secuestrados,
las madres que lloran.
Una bomba en un colegio,
otras, más allá en hospitales,
los ministros en el refugio,
el pueblo llano inerte, apilado
entre ladrillos y asfalto,
por caminos y por campos
en una lista de daños colaterales.
Carlos Gargallo (c)
5 comentarios:
Ahora son daños colaterales, le llaman así. Mañana tal vez esas dos palabras: "daños colaterales", terminarán despareciendo del lenguaje, al menos eso espero. Las palabras desaparecen si nos olvidamos de pronunciarlas, pierden su valor. Deberían de desaparecer muchas palabras, demasiadas... quizás esa sea nuestra gran esperanza. Un saludo, Grupo Brétema
LO PEOR ES QUE ASIMILAMOS LA TERMINOLOGIA Y CONSIGUEN QUE LA USEMOS CON NORMALIDAD, CUANDO LAS PALABRAS SON MUERTE, ASESINO, ASESINOS, ASESINADOS, VICTIMAS, TERROR.
UN SALUDO
Carlos:
Me gusta el comienzo.
No es fácil esa llamada de atención en las primeras líneas y esto hace seguir con cierto interogante.
Un saludo.
Cierto por desgracia, nos habituamos a ver muerte y se hace cotidiano, que pena.Un abrazo.
Gracias Jesús por tu comentario, en un placer recibirlo, un abrazo.
Publicar un comentario